Antes de examinar las tendencias actuales de transmisión comunitaria, he considerado mi deber investigar ciertas aparentes anomalías en los resultados recientes de las pruebas moleculares en Puerto Rico.
He encontrado que a partir de agosto ha aumentado significativamente la variabilidad de los resultados positivos de las pruebas moleculares. Aunque es posible que las diferencias se deban al perfil de riesgo de la población servida por cada laboratorio, es muy improbable que este factor explique cambios abruptos en los contagios reportados, como el aparente pico de más de 600 contagios observados el pasado 10 de septiembre.
Una diferencia de 5% a 10% en la tasa de positividad separa a los principales laboratorios operando en la isla, un rango inaceptable cuando se intenta utilizar la tasa de positividad de 3% a 5% como alerta de transmisión comunitaria. Esta anomalía afecta la estimación tanto de la métrica de los casos confirmados como la tasa de positividad.
En ausencia de estimados fiables en esas dos métricas, las admisiones hospitalarias/ICU por COVID-19 quedan como la otra métrica más inmediata de alerta. La tendencia en esta métrica no demuestra aumento sostenido en transmisión comunitaria posterior al repunte de agosto.
El indicador más fiable, pero tardío, de transmisión comunitaria es la curva de defunciones por COVID-19. Esta métrica tampoco sugiere un aumento sostenido en transmisión comunitaria.
Esta curva es particularmente importante porque debe estar desfasada aproximadamente 12 días de la curva epidémica de contagios confirmados (por fecha de toma de muestra).
En resumen, es evidente una alta transmisión comunitaria (relativo a junio y julio) pero NO se observa evidencia de una aceleración sostenida de transmisión comunitaria. El abrupto aumento reciente (10 y 16 de septiembre) en la curva epidémica puede deberse a anomalías espurias de las pruebas de laboratorios, asunto a continuar investigándose.
La distribución multimodal de la curva de mortalidad probablemente refleje aumentos transitorios en la transmisión comunitaria relacionada a eventos gregarios, sobre impuestos a un nivel relativamente alto pero controlado de transmisión comunitaria.
Celebramos los infogramas recientemente publicados en la prensa sobre la situación de los brotes en la isla. Sin embargo, ante la ausencia de métricas fiables de positividad y contagios, los informes diarios de los brotes activos son la única herramienta disponible para alertar a la comunidad con prontitud. Urge que los equipos de epidemiólogos municipales puedan rendir informes diarios de los brotes activos en la isla.
Sobre las restricciones de la actividad económica
No considero sabio pensar que durante una pandemia la salud se protege únicamente mediante restricciones de la actividad económica (medidas de mitigación). Primero, porque la precariedad del sustento afecta directamente la salud física, además del impacto emocional del desempleo.
Segundo, porque la transmisión comunitaria del SARS-CoV-2 se puede reducir mediante un sistema efectivo de diagnóstico precoz de los casos para su aislamiento, acompañado del rastreo de sus contactos para su cuarentena. Esta función esencial del sistema de salud se dificulta en la presencia de una pandemia con un alto grado de transmisión asintomática y ante la ausencia de recursos humanos y diagnósticos (pruebas de laboratorios fiables y rápidas) para la identificación de casos y el rastreo de contactos.
Tercero, porque la transmisión comunitaria del SARS-CoV-2 se puede reducir mediante la adopción universal de medidas de contención: prácticas de higiene, distanciamiento físico y el uso de mascarillas.
Estos últimos dos factores son los «frenos» para contener la velocidad de transmisión de la pandemia y mantenerla en un «equilibrio endémico» en la comunidad, mientras se procuran soluciones definitivas de vacunación y tratamiento.
Cuando no existen, se gastan o se queman los «frenos», entonces son necesarias medidas de mitigación (restricciones económicas) para evitar el colapso del sistema sanitario y para proteger el derecho a la vida, en tensión con el derecho al sustento. Debemos sopesar todos estos factores para tomar decisiones bien ponderadas.
CONSULTOR
José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico
Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist
Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico
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