COVID-19 PR

Razonando

El Nuevo Día 7 Sep 2021

El Departamento de Salud confirmó a El Nuevo Día que 223 de las 306 personas que murieron por el coronavirus el mes pasado no estaban vacunadas contra la enfermedad, lo que representa el 73%. De los 83 vacunados fallecidos (27%), 13 estaban parcialmente inoculados y los otros 70 habían completado el proceso de vacunación.

El Nuevo Día 7 Sep 2021 [Porcientos distintos en su portada (72%) y en la reseña (73%) correspondiente al 72.9%.]

El lector inteligente y bien informado debe contrastar toda información con las fuentes originales.

Primero, el periodo de más defunciones por COVID-19 en Puerto Rico ocurrió en diciembre de 2020 a enero de 2021.

https://covid19datos.salud.gov.pr/

Segundo, la razón de 3:7, comparando los vacunados (27%) con los no vacunados (73%) entre las defunciones por COVID-19, no es un índice de riesgo. Si 83 murieron por COVID-19 de los más de 2 millones vacunados, mientras que 223 defunciones corresponden a los cerca de un millón no vacunados,

el riesgo relativo se aproxima más a lo que publica Epidemiología del Departamento de Salud (DS).

https://covid19datos.salud.gov.pr/

Aunque el artículo de prensa cita correctamente las cifras oficiales del DS, no incluye la inteligencia epidemiológica añadida por el DS. Cabe preguntarse por qué el periodismo criollo considera expertos solo a profesionales fuera del DS, muchas veces sin acreditación ni experiencia en epidemiología. Cuando se incluyen, se presentan como contraste de la opinión de los expertos.

Tercero, la vacunación es la estrategia principal para controlar la propagación del virus SARS-CoV-2 causante de la pandemia COVID-19. Sin embargo, con la variante Delta, la vacunación, si bien es necesaria, ya no es suficiente.

El uso de mascarillas, evitar aglomeraciones y la higiene continúan siendo componentes necesarios en una estrategia integral de prevención, tanto para vacunados y no vacunados. La protección que confiere la vacunación, si bien es robusta, es relativa y no absoluta. Como toda vacuna, la vacunación contra COVID-19 minimiza el riesgo de enfermedad severa y de muerte, pero no lo elimina.

Lo que no dice la reseña periodística es que, de las 306 defunciones por COVID-19, 192 (63%) ocurrieron en personas de 60 años o más.

https://covid19datos.salud.gov.pr/

A pesar de que en agosto la transmisión comunitaria ocurrió mayormente en el segmento más joven de la población,

https://covid19datos.salud.gov.pr/

el segmento de mayor edad es más vulnerable, además de contener una significativa proporción de no vacunados.

https://covid19datos.salud.gov.pr/

Por tanto, redoblar esfuerzos de vacunación en la población de mayor edad debe ser una estrategia esencial para reducir el impacto mortal de la pandemia en Puerto Rico, aunque no lo reporte así la prensa.


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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Inmunidad colectiva

Ya no podemos hablar de inmunidad de rebaño”, subrayó el secretario de Salud, Carlos Mellado, durante una mesa redonda con El Nuevo Día. “Tan pronto vino la variante delta, nos mató la teoría completa de la inmunidad de rebaño.

El secretario de Salud, Carlos Mellado, ha sido claro: ni siquiera con el 70% de la población apta que está vacunada podríamos controlar la propagación del coronavirus si el resto de los habitantes se resiste a inocularse.

-Editorial Nuevo Día 4 septiembre 2021

El editorial del Nuevo Día rectifica las desacertadas declaraciones del Dr. Mellado. La variante Delta “mató” al mito del 70%, no mató a la teoría de la inmunidad colectiva (rebaño).

La inmunidad colectiva ocurre cuando una gran parte de la comunidad se vuelve inmune a una enfermedad, haciendo que sea poco probable la trasmisión de persona a persona. Como resultado, toda la comunidad tiene protección — no solo los que sean inmunes.

Con frecuencia, un porcentaje de la población debe ser capaz de contagiarse con una enfermedad para que esta se trasmita. Esta proporción se conoce como el umbral. Si la proporción de la población que es inmune a la enfermedad es mayor que el umbral, la trasmisión de la enfermedad se reducirá. Esto se denomina umbral de inmunidad colectiva.

¿Qué porcentaje de una comunidad necesita ser inmune para lograr la inmunidad colectiva? Esto varía según la enfermedad. Cuanto más contagiosa sea la enfermedad, más alta debe ser la proporción de la población que necesita ser inmune para detener la trasmisión. Por ejemplo, el sarampión es una enfermedad muy contagiosa. Se calcula que el 94 % de la población debe ser inmune para interrumpir la cadena de contagio

Clínica Mayo

Cuando una persona contagiosa, en promedio, contagia a menos de una persona susceptible inevitablemente se controla una epidemia. Ese precepto se deriva epidemiológicamente del número de reproducción (R). Según se reduce la fracción de la población susceptible, disminuye el riesgo de propagación de la enfermedad transmisible, hasta que R sea menor de 1. Ese umbral varía según la enfermedad. La variante Delta tiene su propio umbral, que es distinto a la variante Alfa o al de la cepa original del SARS-CoV-2.


Miles de estudiantes se contagiarán con COVID-19 en las escuelas, reconoció el secretario del Departamento de Salud, Carlos Mellado, al tiempo que advirtió sobre la importancia de que se sigan los protocolos establecidos para minimizar el riesgo de contagio en los planteles.

Nuevo Día

Otro desacierto… la inmensa mayoría de los estudiantes no se contagian en las escuelas sino en sus hogares. Hay que protegerlos con la vacunación de la población apta para la vacunación, un ejemplo de inmunidad colectiva en cada hogar.

Si los hogares y los ambientes que frecuentan los niños que no cualifican para vacunarse se componen de personas completamente vacunadas, el riesgo de contagiar a los niños se minimiza. Y si los niños que se contagien son detectados oportunamente antes de entrar a un plantel escolar, de acuerdo con los protocolos vigentes, es poco probable que «miles de estudiantes se contagiarán con COVID-19 en las escuelas».

La ciencia debe guiar a la política gubernamental y no a la inversa.  


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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Fiscalizando a la prensa

La prensa informa cuando denuncia un «cuestionable gasto en rótulos y semáforos en la carretera PR-111 entre San Sebastián y Moca».

La prensa desinforma cuando sepulta una posible justificación de ese gasto rotulándola como «la Autoridad de Carreteras defiende el reemplazo de rótulos en la PR-111». Así, la prensa siembra y abona dudas sobre una alarmante negligencia y corrupción administrativa, si realmente la hubo, o si se trata de un requerimiento adjunto al uso de fondos federales. Quizás no lo sabremos nunca.

Es el mismo periodista investigativo que encubre la contratación de una estudiante de medicina a tiempo completo que facturaba 100 horas mensuales a $100 por hora ($10,000 mensuales) dirigiendo 78 equipos de epidemiólogos municipales, mientras se aprobaba la compra, con fondos federales, de vehículos que algunos alcaldes luego utilizaban en sus campañas políticas [FYI: la práctica administrativa correcta es aprobar arrendamientos de vehículos («leases») por tiempo limitado para uso exclusivo de investigaciones epidemiológicas]. ¿Por qué eso no se denuncia también?  ¿Es posible dirigir un complejo sistema de 78 equipos de epidemiólogos municipales mientras se estudia medicina a tiempo completo?  ¿No debe auditarse ese gasto también?

Por eso, pierde credibilidad cuando ese mismo periodista se pliega a la agenda cosaca para cerrar las escuelas. No disputo el derecho de los gremios laborales de maestros para procurar mejores condiciones de trabajo en las escuelas, pero no deben justificarse sembrando alarmismo por «brotes».

https://www.elnuevodia.com/autor/david-cordero-mercado/

¿Qué sentido epidemiológico puede tener que se reduzcan los contagios COVID-19 en todo Puerto Rico mientras se alega que aumentan en las escuelas? Ninguno, excepto una mejor detección de contagios.

https://rconnect.dfci.harvard.edu/covidpr/
El riesgo de contagios COVID-19 entre las edades de 20 a 29 años excede al riesgo de los de menos de 14 años de edad.

El periodista puede necesitar capacitación en epidemiologia y ante esa deficiencia difunde datos crudos sin entenderlos. Confunde validez con precisión: muchos datos, poca información fiable.

El periodista tampoco parece entender sistemas de vigilancia epidemiológica. El aumento inicial en la captura de datos de todo sistema de vigilancia epidemiológica es lo habitual y NO es necesariamente un reflejo de una mayor incidencia de casos.

Existen nueve estrategias de prevención del COVID-19, establecidas por los CDC y el DSPR, para la reapertura de las escuelas.

https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/community/schools-childcare/k-12-guidance.html

Si la depuración de los datos y su correcta contextualización epidemiológica indican que, a pesar de la implementación de estas estrategias, las escuelas resultan ser focos de brotes epidémicos de COVID-19, pues entonces estaría justificado modificar protocolos y hasta cerrar escuelas. Ni los titulares alarmistas de los periódicos, ni los encargados de la publicidad del gobierno, deben asumir esa responsabilidad. Difundir información fiable sobre epidemias le corresponde al Principal Oficial de Epidemiología del país, así como difundir información oficial sobre huracanes le corresponde al Servicio de Meteorología.


El pensamiento crítico se enriquece con los postulados de la dialéctica hegeliana: tesis, antítesis y síntesis. Cuando la prensa abdica su responsabilidad de servir de ese punto de síntesis y se convierte en antítesis de la tesis oficialista gubernamental, entonces le corresponde al ciudadano adjudicar la síntesis que mejor aproxime la verdad de los hechos.

Cuando un periodista, ya sea por deficiencia académica o por orientación tendenciosa, suprima información vital para el análisis de un problema, es un deber ciudadano objetar y exigir que se difunda la información correctamente contextualizada.

Publicar que no hay evidencia de brotes descontrolados no vende; sembrar la duda de que puedan existir, eso sí vende. Tanto la tesis oficialista gubernamental como la antítesis de la prensa comercial compiten para vender su producto.

En esa competición, la opinión pública queda huérfana de un árbitro imparcial para procure la síntesis que mejor aproxime la verdad de los hechos. Por eso es necesario que el lector inteligente y bien informado fiscalice a la prensa cuando informa y cuando desinforma.


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico