COVID-19 PR

ciencia y cultura

Don Paco Bueno, desde la ciudad del Gigante Dormido, Adjuntas, me pregunta, doctor: ya estoy completamente vacunado; ¿qué es toda esta confusión sobre las mascarillas y el covid?

Ay, don Paco, le respondo, son asuntos difíciles de atinar. No siempre queda clara la guardarraya entre la ciencia y la cultura, particularmente cuando ponderamos el peligro al asomarnos a un risco.

Una cosa es estimar científicamente la probabilidad de que algo ocurra y otra es predecir —y mucho más difícil educar— la conducta humana ante el riesgo.  

Usted podrá fiarse o no del pronóstico del tiempo, pero la decisión de llevar un paraguas es una decisión muy personal que depende mucho de cómo cada uno afronta riesgos. Se complica el asunto —como cuando decidimos conducir a exceso de velocidad— si nuestra decisión personal afecta a otros.

De acuerdo con la ciencia epidemiológica, existe una alta probabilidad de contagio COVID-19 si estamos en contacto con una persona contagiosa «a una distancia menor a los 6 pies durante 15 minutos o más, consecutivos o acumulativos, en un periodo de 24 horas».

¿Se imagina, don Paco, cuántas personas pueden llevar cuenta o recuerdo exacto de eso? Además, plantea muchas incertidumbres, tales como: ¿qué es una probabilidad? ¿cómo se estima? ¿cuánto tiempo dura la contagiosidad? ¿por qué 6 y no 5 pies, o 14 y no 16 minutos?

La incertidumbre causa miedo y produce ansiedad. La respuesta humana suele ir desde la negación total del riesgo hasta la protección excesiva ante el riesgo. Y es aquí donde colindan la razón y la emoción, la ciencia y la cultura.

Las nuevas guías de los CDC sobre el uso de mascarillas por la población vacunada, mientras esté al aire libre, es una propuesta racional, acorde con una estimación científica de riesgos. Aún así, deben ser adaptadas a la realidad local. En Puerto Rico, por ejemplo, el alto índice de transmisión comunitaria actual requiere precauciones adicionales, como bien se indica en esas pautas.

La corteza cerebral, esa que confiere racionalidad al homo sapiens, es sólo una capa reciente sobre un cerebro muy antiguo condicionado por emociones muy arraigadas y por el instinto de la auto preservación. Más aún, somos criaturas interdependientes: el ser humano necesariamente convive con otros y sus decisiones individuales no pueden considerarse independientes a su impacto colectivo.

Por todo esto, don Paco, es recomendable tomar las nuevas guías de los CDC sobre COVID-19, así como las pasadas y futuras, como guías racionales de conducta durante esta pandemia. Éstas deben ser adaptadas y adoptadas, individual y colectivamente, de acuerdo con las condiciones epidemiológicas locales, considerando tanto las normas culturales como el impacto social de sus consecuencias.

Nos adentramos así en un campo filosófico muy profundo y complejo, el de la ética,  

un tema que ocupa muchas de nuestras reflexiones diarias.

Por ahora, don Paco, como dicen en la guerra, «ante la duda, saluda». Aún cuando esté Ud. completamente vacunado, siempre lleve una mascarilla consigo; úsela, por favor, tanto por cortesía social como por protección personal y ajena; obedezca las normas establecidas por el Departamento de Salud de Puerto Rico; y disfrute de la vida, en la paz mental de que su vacuna funciona. Sepa que su riesgo de contagiar o de ser contagiado es mucho menor que el riesgo de los que no están vacunados. Anímelos a que se vacunen también.  ##      


COVIDPR.pitirres.org

CONSULTOR

José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

COVID-19 PR

Conversaciones epidemiologicas

Don Epifanio Roca, hombre de la montaña aiboniteña, me preguntaba recientemente, doctor: ¿cómo anda la cosa del covid?

  • ¿Cuán alto o bajo está el covid?
  • ¿Está subiendo o está bajando?
  • ¿Cuán rápidamente?

Con esas tres aproximaciones, las mismas que le permiten ubicar la posición del sol en su jornada diaria, don Epi confirmaba la sabiduría de sus años, siempre cercano a la naturaleza.

Pues mire, don Epi, le dije, la cosa pinta mal. El COVID-19 está muy alto y va subiendo más rápido que durante los repuntes anteriores en Puerto Rico. Mire esa cordillera de la curva epidémica.

La buena noticia es que las vacunas están funcionando para proteger a la población de mayor edad que, como Usted, se vacunó primero. Pero, la protección, si bien es excelente, no es absoluta. Y mientras mayor sea la transmisión comunitaria, mayor el riesgo de que aun los vacunados puedan enfermar.

Pero hay otro problema mayor, don Epi. Y es que el SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad del COVID-19, se la pasa mutando, presentando nuevas caras, haciéndose pasar por otro, para aumentar su capacidad de contagio y para también engañar a las defensas del cuerpo y, por ende, a las vacunas.

Y esa es la parte que no entienden los que se van de juerga y bajan la guardia contra el virus. Estamos en guerra, don Epi. Imagínese que la gente se tire a la calle a celebrar victoria en una guerra que se va ganando pero en la que todavía nos están bombardeando. Eso es lo que está pasando.

El virus aprovecha a los incautos que, por estar a menor riesgo, piensan que no pasa nada si se contagian. Sin embargo, como sabemos, el uno por cien de 100 es 1, pero el uno por cien de 10,000 son 100. No es lo mismo una hospitalización por COVID-19 que cien. Y hemos acumulado 10,000 contagios confirmados nuevos en muy poco tiempo.  Se puede colapsar el sistema hospitalario si continúa esa tendencia. Y para prevenir eso habría que regresar a estrictas medidas de mitigación, que incluyen la posibilidad de cerrar al país.

Peor aún, el virus se aprovecha de los incautos para reproducirse sin control, aunque no produzca síntomas en el contagiado.  Mientras más se reproduzca, más opciones tiene de mutar. De seguro que ya están corriendo por ahí las variantes nuevas de alta contagiosidad en Puerto Rico. Confiamos en que las vacunas existentes puedan batallar bien contra esas variantes nuevas. Pero si resultan resistentes a las vacunas, habría que comenzar a vacunar de nuevo. ¿Se imagina, don Epi? Tanto nadar para ahora alejarnos de la orilla…

Por eso, aunque las estadísticas parezcan confusas, este consejo es muy cierto para TODOS: no podemos bajar la guardia.

A las tres medidas básicas de prevención (higiene, distanciamiento y mascarillas) se añade una cuarta: la vacunación. Las vacunas son eficaces y seguras. No le haga caso a los rumores. Aun ésa que relativamente poca gente se ha puesto y que están investigando por complicaciones muy raras, aun ésa es más segura que las consecuencias de una hospitalización por COVID-19. Y las otras, las que se han puesto la mayoría, no han dado indicio de complicaciones serias luego de vacunar a muchos millones de personas en el mundo entero. Insisto: las vacunas son eficaces y seguras.

Así que, don Epi, a seguir labrando la tierra, mientras difundimos un mensaje sereno de alerta y de esperanza. Las cosas andan mal con el COVID-19 pero, si hacemos las cosas bien, podemos controlar esta pandemia, como lo hemos hecho antes.

Todos unidos —gobierno, sector privado, comunidad salubrista y sociedad civil— unidos en la guerra contra este enemigo común. ###


COVIDPR.pitirres.org

CONSULTOR

José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico