COVID-19 PR

El factor economico

Fuente: datos del DSPR; análisis preliminar por José Becerra

Nos encontramos ante un peligroso repunte de la pandemia COVID-19 debido a la nueva variante ómicron propagándose en PR. Las hospitalizaciones pediátricas por COVID-19 muestran un crecimiento exponencial, duplicándose cada 3-4 días. Las hospitalizaciones de adultos por COVID-19 también muestran un sostenido aumento exponencial.

Aunque la morbimortalidad asociada a la nueva variante aparenta ser menor relativa a otras variantes, debido a su muy alta transmisibilidad (índice de propagación Ro > 10), la magnitud absoluta de su impacto pone en peligro al frágil sistema sanitario (hospitales y personal sanitario) en PR, como ya lo ha hecho en otros lugares.

Aun cuando el riesgo de colapso del sistema sanitario se estime relativamente bajo, digamos 25%, ¿debemos apostar a proteger la economía, permitiendo una mayor propagación del virus mediante la reducción de las medidas de mitigación?

Podemos aproximarnos a una respuesta examinando el excelente análisis del economista José Caraballo Cueto y la epidemióloga matemática Maytee Cruz Aponte en su artículo «Balancing Fiscal and Mortality Impact of COVID-19 Mitigation Measurements» publicado en la revista Letters in Biomathematics  (Nov 2021). Ellos acertadamente dicen que «After simulating several scenarios, we conclude that herd immunity is the worst policy when considering human cost… These results reveal that it is always better to implement some distancing measures, even for a short period, than betting for herd immunity. These conclusions are held true if it is implemented relatively late».  

El análisis adolece de varias limitaciones. Cuando se sometió el manuscrito para revisión por pares en marzo del 2021 todavía las nuevas variantes (delta y ómicron) no estaban en el escenario, y apenas comenzaban los programas de vacunación. Esto afecta los parámetros epidemiológicos escogidos para el modelo (por ejemplo, periodo de incubación, virulencia, Ro) y hace necesario un análisis de sensibilidad de las proyecciones del modelo.  

Tampoco queda claro si el modelo, confeccionado para EE. UU., sea aplicable a la realidad económica puertorriqueña, dado que los costos y el sistema tributario son distintos. Particularmente, los autores alertan que «We acknowledge that our model may not be exported to developing countries where the lock-down can also result in deaths of individuals from starvation: given the low safety nets and salaries in many poor countries, lack of employment can severely reduce dietary intake resulting in other serious health-related issues or death. In that case, we recommend adding a death variable associated to forced unemployment. Such an approach exceeds the scope of this paper».

Sin embargo, es importante señalar que la tasa de mortalidad por COVID-19 (defunciones COVID-19 por 100,000 habitantes) ha sido significativamente menor en PR comparado con EE. UU., probablemente debido a la oportuna implementación de medidas de control y mitigación y al exitoso programa de vacunación en PR, logros no alcanzados en EE. UU. Este importante indicador avala las conclusiones del estudio realizado por Caraballo-Cueto y Cruz-Aponte.

Evidentemente, es necesario ponderar factores salubristas y económicos para controlar la pandemia. Hay que minimizar el riesgo de contagios, a la vez que se minimiza el impacto de las ausencias laborales. Hay que preservar la vitalidad de la economía, cuya depresión también impacta la salud, mental y física (desempleo, pobreza, seguridad alimentaria). Hacen falta más análisis rigurosos, como el citado estudio, que informen y guíen las decisiones gubernamentales.

Mientras, nos apoya el sentido común, ése que nos dice que los espacios de circulación cerrada del aire representan un mayor riesgo de contagio, y que un ambiente escolar bien controlado es más seguro que el ambiente familiar con convivientes no vacunados.


Gobierno reactivará un grupo asesor del sector privado ante el repunte por la variante ómicron – El Nuevo Día (elnuevodia.com)

José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

COVID-19 PR

Imprudencia total

Cuando el entonces Principal Oficial de Epidemiología denunció el control de la agenda salubrista del Departamento de Salud de Puerto Rico por la relacionista de publicidad oficialista sembrada allí por La Fortaleza, el gobernador Pedro Pierluisi le recriminó públicamente tildándole de «indiscreción total». No refutaba el hecho; sólo la «indiscreción» de divulgar la injerencia de la política partidista oficialista en la ciencia de la salud pública.  Los hechos continúan probando la verdad de la denuncia «indiscreta».

La primera reacción oficialista al actual repunte COVID-19 en PR fue una conferencia de prensa que intentaba desviar la atención pública de la emergencia mediante la presentación del proyecto sobre COVID prolongado, una excelente iniciativa con mérito propio que debió anunciarse en otro momento. Pero así operan los relacionistas públicos oficialistas, pensando que el público no es lo suficientemente inteligente como para discernir la agenda detrás de las apariencias. Esa conferencia de prensa fue un «desacierto total», intentando minimizar la emergencia epidemiológica que nos azota.

Al desacierto, ahora se añade la imprudencia: la celebración de eventos masivos ante la irrefutable evidencia de super contagiosidad demostrada en el reciente concierto «P FKN R» confeccionado por un conejo malo. Aunque la transmisión comunitaria del Ómicron en PR no se deba exclusivamente al concierto, ciertamente no hace sentido potenciar la propagación del virus en la comunidad permitiendo eventos masivos cuyas circunstancias impidan el distanciamiento físico y dificultan el uso de mascarillas.

Aun cuando resulte que la virulencia no sea mayor que la de la variante Delta, la altísima contagiosidad del Ómicron puede resultar en una gran cantidad de hospitalizaciones por COVID-19 que limite la atención urgente de otras condiciones médicas y sature la capacidad del sistema sanitario. Éste no solo incluye camas hospitalarias y de cuidados intensivos disponibles, sino al personal sanitario: reducido, exhausto y expuesto. Además, la inmensa cantidad de contagios excedería la capacidad del sistema de identificación de casos y rastreo de contactos COVID-19.

La mayoría de los países del mundo han optado por no apostar imprudentemente a favor de la propagación del Ómicron y han cancelado eventos masivos de fin de año. Las divagaciones del Secretario de Salud sobre el asunto reflejan la tensión entre las relaciones públicas oficialistas y la práctica responsable de la salud pública. La diferencia entre un relacionista público y un diligente comunicador de riesgos salubristas cobra importancia en estos momentos críticos de esta emergencia.

En las circunstancias actuales, permitir eventos masivos de super contagiosidad sería una «imprudencia total». Instamos al Señor Gobernador a aceptar las recomendaciones de la comunidad científica, dentro y fuera del Departamento de Salud, para proteger al sistema sanitario de los vientos huracanados que se avecinan, como lo hace cuando el Servicio de Meteorología emite alertas y avisos. Cuando la inmensa mayoría de la población apta y vulnerable no está protegida por el requerido refuerzo de la vacunación, es más sabio prevenir que tener que remediar, y las defunciones son irremediables.


[2021.12.22 @ 18:00 EST] “Tomando en cuenta toda la situación actual, y actuando de manera prudente, he tomado la decisión de que el evento de fin de año en el Distrito de Convenciones se lleve a cabo de manera virtual para que todos en Puerto Rico y en el resto del mundo puedan disfrutarlo de manera segura. Esta decisión juiciosa y razonable no afectará la participación de artistas, ni la transmisión por televisión a más de 18 millones de espectadores a nivel nacional y mundial”, señaló Pierluisi en declaraciones escritas. –El Nuevo Día

[2021.12.23 @ 06:00 EST] El principal oficial ejecutivo de Discover Puerto Rico, Brad Dean, indicó que la organización de mercadeo del destino (DMO, por sus siglas inglés) respalda la determinación de Pierluisi, porque “muestra que Puerto Rico mantiene la seguridad de su población y de los visitantes como la más alta prioridad”.

“Esa responsabilidad en el manejo del COVID es lo que llevó a que Puerto Rico tuviera este año una de las mejores temporadas de turismo en la historia de la isla y entendemos que ese mismo sentido de responsabilidad es lo que valorarán los viajeros para que en el futuro sigan escogiendo a Puerto Rico como su destino para vacacionar”, aseveró en unas declaraciones escritas enviadas a El Nuevo Día.




José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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Vivir alertas, pero no alarmados

Se ha cumplido el vaticinio científico y ético: una pandemia no se mitiga ni se controla solamente con medidas locales. Éstas son necesarias, pero no suficientes.

Existe una alta probabilidad de mutación genómica cuando un virus se propaga con un alto índice de reproducción en poblaciones susceptibles, susceptibles por necesidad o por elección.

Mientras exista un rincón en el mundo sin acceso a la tecnología mas eficaz para controlar una pandemia —vacunación y mascarillas — no se podrá contener la mutabilidad genómica del virus SARS-CoV-2.  El libre acceso a la vacunación es un imperativo ético para proteger a los susceptibles por necesidad y, a la vez, protegernos todos. Cuando COVID-19 existe en algún lugar del mundo, existe COVID-19 en todo el mundo.

Quienes, en el ejercicio de su libertad individual, deciden no vacunarse, son cómplices de la morbilidad y la letalidad —propia y ajena— asociadas al virus.  El derecho individual de los susceptibles por elección no prima al deber social de procurar el bien común.

Sería prematuro alarmarnos ante la detección de la nueva variante Ómicron. Ciertamente, ha producido suficiente humo como para activar alarmas de fuego en diversos países. Sin embargo, debido a la poca información fiable disponible sobre la morbilidad y letalidad asociadas a la nueva variante, todavía desconocemos la magnitud del peligro.

Aun así, podemos reflexionar inteligentemente. Es probable que:

  • la variante Ómicron no sea mucho más letal que la Delta, pues una mayor letalidad reduciría la supervivencia del virus, al no poder contagiar a una mayor cantidad de susceptibles;

  • las vacunas disponibles confieran alguna protección contra la nueva variante. Aun cuando no fuera así, la necesidad de nuevas vacunas no sería algo inaudito, pues ya ocurre con la vacuna anual contra la influenza.  

Cerrar fronteras sólo retrasa la propagación del virus, no la controla, aunque las cuarentenas en viajeros ciertamente contribuyen a mitigar riesgos. El tiempo que se gana debe emplearse, entre otros objetivos, para establecer protocolos de secuenciación genómica que hagan posible detectar nuevas variantes oportunamente en la comunidad y en los viajeros. En Puerto Rico, el Fideicomiso de Salud Pública ha sido dotado con fondos públicos para complementar los esfuerzos del Departamento de Salud, adoptando la tecnología más moderna que nos permita obtener resultados de secuenciación en 24 a 48 horas luego de detectar una prueba molecular PCR positiva. Esperamos ver el resultado de tales esfuerzos pronto, con muestras robustas y representativas de la transmisión comunitaria en Puerto Rico.

Se hace imperioso redoblar esfuerzos de vacunación masiva en todos los países del mundo, así como requerir constancia de vacunación universalmente, además de continuar con el uso de mascarillas, la higiene de manos y evitar aglomeraciones, particularmente en lugares de circulación cerrada.    

Puerto Rico ha probado que contamos con la voluntad política y el compromiso comunitario para contener a esta pandemia. Así lo demuestran los miles de defunciones por COVID-19 que se han evitado. En EE. UU. se han reportado más de 777,000 muertes por COVID-19 durante el transcurso de la pandemia. Con menos del 1% de la población, en PR se han reportado 3,268, proporcionalmente 4,500 defunciones menos.

Son tiempos de vivir alertas, pero no alarmados. Ya conocemos al enemigo, aunque venga disfrazado. Mantengámonos alertas a la nueva información que vaya surgiendo —sin alarmismos contraproducentes— y actuemos racional y serenamente de acuerdo con las circunstancias.   



Omicron Variant – NEW COVID Variant Worse Than Delta? – YouTube

https://www.elnuevodia.com/estilos-de-vida/salud-ejercicios/notas/omicron-esto-es-lo-que-se-conoce-y-no-se-sabe-sobre-la-nueva-variante-del-covid-19/


https://www.nytimes.com/interactive/2021/health/coronavirus-variant-tracker.html

José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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que paso en agosto

¿Qué pasó en agosto?

Al completarse el tercer trimestre del año, se hace relevante la pregunta: ¿qué pasó en agosto con la COVID-19 en Puerto Rico?

¿Por qué hubo más defunciones debido a COVID-19 en agosto y septiembre (574+) en comparación con los meses de abril y mayo (384) de este año? [Figura 1]

Figura 1 [https://covid19datos.salud.gov.pr/]

Eso fue así a pesar de que se reportaron menos casos COVID-19 confirmados (PCR). [Figura 2]

Figura 2 [https://covid19datos.salud.gov.pr/]

Evidentemente, habría que considerar también los casos probables, porque recientemente se han reportado más casos probables detectados por prueba de antígeno. [Figura 3]

Figura 3 [https://covid19datos.salud.gov.pr/]

Sin embargo, aun considerando ese aumento, la tasa de letalidad global (CFR_total) se mantuvo más alta para los meses de agosto y septiembre, relativa a abril y mayo. [Tabla 1]

Tabla 1

Dado que durante el periodo de abril a septiembre [Figura 4]

Figura 4 [https://covid19datos.salud.gov.pr/]

más del 80% de las defunciones por COVID-19 ocurrieron en personas >50 años (más del 60% ocurrieron en personas > 60 años), [Figura 5]

Figura 5 [https://covid19datos.salud.gov.pr/]

corresponde examinar las tasas de letalidad especificas por grupos de edad. Tal análisis nos permitiría considerar los siguientes factores en personas > 60 años:

  • brechas en cobertura de vacunación
  • menguante efectividad de la vacunación
  • obstáculos para obtener terapia monoclonal
  • comorbilidades

Un análisis preliminar indica que, a pesar de los exitosos esfuerzos de vacunación en Puerto Rico, todavía existen brechas significativas en los grupos de edad de mayor riesgo de mortalidad COVID-19.

De acuerdo con los estimados de población para el año 2020, [Tabla 2]

Tabla 2 [censo]

un tercio de la población > 80 años queda sin vacunar, así como un quinto de la población entre 60 y 79 años. [Figura 6]

Figura 6

Debido a que la ausencia de vacunación expone a los no vacunados a un riesgo 10 veces mayor de mortalidad, [Figura 7]

Figura 7

es imperioso reducir al máximo esa brecha si se quiere prevenir mortalidad en un futuro repunte.

Hemos estado hablando del yoyo porque hemos tenido unas bajadas y volvemos a subir. Debemos mantener las medidas que tenemos al momento por más tiempo para poder seguir adelante y llegar a los niveles que hay en otros países, que ahora mismo están muy controlado”, sostuvo Rodríguez Orengo.

De igual importancia, ante la evidencia de la menguante efectividad de la vacunación, se hace necesario redoblar esfuerzos para administrar una dosis adicional de vacunación («booster») a la población más vulnerable, priorizando a las personas >60 años.

Estas estrategias, así como otras medidas de prevención secundaria —como el acceso a la terapia monoclonal, cuando el contagio COVID-19 no se ha podido prevenir por la vacunación y por las otras medidas de prevención (higiene, mascarillas y distanciamiento)— deben considerarse en futuros estudios al analizar, juntamente con las comorbilidades asociadas, la mayor tasa de letalidad COVID-19 entre los adultos mayores en Puerto Rico comparado con otras jurisdicciones y países del mundo.


Análisis preliminar por cepur.info

José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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Razonando

El Nuevo Día 7 Sep 2021

El Departamento de Salud confirmó a El Nuevo Día que 223 de las 306 personas que murieron por el coronavirus el mes pasado no estaban vacunadas contra la enfermedad, lo que representa el 73%. De los 83 vacunados fallecidos (27%), 13 estaban parcialmente inoculados y los otros 70 habían completado el proceso de vacunación.

El Nuevo Día 7 Sep 2021 [Porcientos distintos en su portada (72%) y en la reseña (73%) correspondiente al 72.9%.]

El lector inteligente y bien informado debe contrastar toda información con las fuentes originales.

Primero, el periodo de más defunciones por COVID-19 en Puerto Rico ocurrió en diciembre de 2020 a enero de 2021.

https://covid19datos.salud.gov.pr/

Segundo, la razón de 3:7, comparando los vacunados (27%) con los no vacunados (73%) entre las defunciones por COVID-19, no es un índice de riesgo. Si 83 murieron por COVID-19 de los más de 2 millones vacunados, mientras que 223 defunciones corresponden a los cerca de un millón no vacunados,

el riesgo relativo se aproxima más a lo que publica Epidemiología del Departamento de Salud (DS).

https://covid19datos.salud.gov.pr/

Aunque el artículo de prensa cita correctamente las cifras oficiales del DS, no incluye la inteligencia epidemiológica añadida por el DS. Cabe preguntarse por qué el periodismo criollo considera expertos solo a profesionales fuera del DS, muchas veces sin acreditación ni experiencia en epidemiología. Cuando se incluyen, se presentan como contraste de la opinión de los expertos.

Tercero, la vacunación es la estrategia principal para controlar la propagación del virus SARS-CoV-2 causante de la pandemia COVID-19. Sin embargo, con la variante Delta, la vacunación, si bien es necesaria, ya no es suficiente.

El uso de mascarillas, evitar aglomeraciones y la higiene continúan siendo componentes necesarios en una estrategia integral de prevención, tanto para vacunados y no vacunados. La protección que confiere la vacunación, si bien es robusta, es relativa y no absoluta. Como toda vacuna, la vacunación contra COVID-19 minimiza el riesgo de enfermedad severa y de muerte, pero no lo elimina.

Lo que no dice la reseña periodística es que, de las 306 defunciones por COVID-19, 192 (63%) ocurrieron en personas de 60 años o más.

https://covid19datos.salud.gov.pr/

A pesar de que en agosto la transmisión comunitaria ocurrió mayormente en el segmento más joven de la población,

https://covid19datos.salud.gov.pr/

el segmento de mayor edad es más vulnerable, además de contener una significativa proporción de no vacunados.

https://covid19datos.salud.gov.pr/

Por tanto, redoblar esfuerzos de vacunación en la población de mayor edad debe ser una estrategia esencial para reducir el impacto mortal de la pandemia en Puerto Rico, aunque no lo reporte así la prensa.


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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Inmunidad colectiva

Ya no podemos hablar de inmunidad de rebaño”, subrayó el secretario de Salud, Carlos Mellado, durante una mesa redonda con El Nuevo Día. “Tan pronto vino la variante delta, nos mató la teoría completa de la inmunidad de rebaño.

El secretario de Salud, Carlos Mellado, ha sido claro: ni siquiera con el 70% de la población apta que está vacunada podríamos controlar la propagación del coronavirus si el resto de los habitantes se resiste a inocularse.

-Editorial Nuevo Día 4 septiembre 2021

El editorial del Nuevo Día rectifica las desacertadas declaraciones del Dr. Mellado. La variante Delta “mató” al mito del 70%, no mató a la teoría de la inmunidad colectiva (rebaño).

La inmunidad colectiva ocurre cuando una gran parte de la comunidad se vuelve inmune a una enfermedad, haciendo que sea poco probable la trasmisión de persona a persona. Como resultado, toda la comunidad tiene protección — no solo los que sean inmunes.

Con frecuencia, un porcentaje de la población debe ser capaz de contagiarse con una enfermedad para que esta se trasmita. Esta proporción se conoce como el umbral. Si la proporción de la población que es inmune a la enfermedad es mayor que el umbral, la trasmisión de la enfermedad se reducirá. Esto se denomina umbral de inmunidad colectiva.

¿Qué porcentaje de una comunidad necesita ser inmune para lograr la inmunidad colectiva? Esto varía según la enfermedad. Cuanto más contagiosa sea la enfermedad, más alta debe ser la proporción de la población que necesita ser inmune para detener la trasmisión. Por ejemplo, el sarampión es una enfermedad muy contagiosa. Se calcula que el 94 % de la población debe ser inmune para interrumpir la cadena de contagio

Clínica Mayo

Cuando una persona contagiosa, en promedio, contagia a menos de una persona susceptible inevitablemente se controla una epidemia. Ese precepto se deriva epidemiológicamente del número de reproducción (R). Según se reduce la fracción de la población susceptible, disminuye el riesgo de propagación de la enfermedad transmisible, hasta que R sea menor de 1. Ese umbral varía según la enfermedad. La variante Delta tiene su propio umbral, que es distinto a la variante Alfa o al de la cepa original del SARS-CoV-2.


Miles de estudiantes se contagiarán con COVID-19 en las escuelas, reconoció el secretario del Departamento de Salud, Carlos Mellado, al tiempo que advirtió sobre la importancia de que se sigan los protocolos establecidos para minimizar el riesgo de contagio en los planteles.

Nuevo Día

Otro desacierto… la inmensa mayoría de los estudiantes no se contagian en las escuelas sino en sus hogares. Hay que protegerlos con la vacunación de la población apta para la vacunación, un ejemplo de inmunidad colectiva en cada hogar.

Si los hogares y los ambientes que frecuentan los niños que no cualifican para vacunarse se componen de personas completamente vacunadas, el riesgo de contagiar a los niños se minimiza. Y si los niños que se contagien son detectados oportunamente antes de entrar a un plantel escolar, de acuerdo con los protocolos vigentes, es poco probable que «miles de estudiantes se contagiarán con COVID-19 en las escuelas».

La ciencia debe guiar a la política gubernamental y no a la inversa.  


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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Fiscalizando a la prensa

La prensa informa cuando denuncia un «cuestionable gasto en rótulos y semáforos en la carretera PR-111 entre San Sebastián y Moca».

La prensa desinforma cuando sepulta una posible justificación de ese gasto rotulándola como «la Autoridad de Carreteras defiende el reemplazo de rótulos en la PR-111». Así, la prensa siembra y abona dudas sobre una alarmante negligencia y corrupción administrativa, si realmente la hubo, o si se trata de un requerimiento adjunto al uso de fondos federales. Quizás no lo sabremos nunca.

Es el mismo periodista investigativo que encubre la contratación de una estudiante de medicina a tiempo completo que facturaba 100 horas mensuales a $100 por hora ($10,000 mensuales) dirigiendo 78 equipos de epidemiólogos municipales, mientras se aprobaba la compra, con fondos federales, de vehículos que algunos alcaldes luego utilizaban en sus campañas políticas [FYI: la práctica administrativa correcta es aprobar arrendamientos de vehículos («leases») por tiempo limitado para uso exclusivo de investigaciones epidemiológicas]. ¿Por qué eso no se denuncia también?  ¿Es posible dirigir un complejo sistema de 78 equipos de epidemiólogos municipales mientras se estudia medicina a tiempo completo?  ¿No debe auditarse ese gasto también?

Por eso, pierde credibilidad cuando ese mismo periodista se pliega a la agenda cosaca para cerrar las escuelas. No disputo el derecho de los gremios laborales de maestros para procurar mejores condiciones de trabajo en las escuelas, pero no deben justificarse sembrando alarmismo por «brotes».

https://www.elnuevodia.com/autor/david-cordero-mercado/

¿Qué sentido epidemiológico puede tener que se reduzcan los contagios COVID-19 en todo Puerto Rico mientras se alega que aumentan en las escuelas? Ninguno, excepto una mejor detección de contagios.

https://rconnect.dfci.harvard.edu/covidpr/
El riesgo de contagios COVID-19 entre las edades de 20 a 29 años excede al riesgo de los de menos de 14 años de edad.

El periodista puede necesitar capacitación en epidemiologia y ante esa deficiencia difunde datos crudos sin entenderlos. Confunde validez con precisión: muchos datos, poca información fiable.

El periodista tampoco parece entender sistemas de vigilancia epidemiológica. El aumento inicial en la captura de datos de todo sistema de vigilancia epidemiológica es lo habitual y NO es necesariamente un reflejo de una mayor incidencia de casos.

Existen nueve estrategias de prevención del COVID-19, establecidas por los CDC y el DSPR, para la reapertura de las escuelas.

https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/community/schools-childcare/k-12-guidance.html

Si la depuración de los datos y su correcta contextualización epidemiológica indican que, a pesar de la implementación de estas estrategias, las escuelas resultan ser focos de brotes epidémicos de COVID-19, pues entonces estaría justificado modificar protocolos y hasta cerrar escuelas. Ni los titulares alarmistas de los periódicos, ni los encargados de la publicidad del gobierno, deben asumir esa responsabilidad. Difundir información fiable sobre epidemias le corresponde al Principal Oficial de Epidemiología del país, así como difundir información oficial sobre huracanes le corresponde al Servicio de Meteorología.


El pensamiento crítico se enriquece con los postulados de la dialéctica hegeliana: tesis, antítesis y síntesis. Cuando la prensa abdica su responsabilidad de servir de ese punto de síntesis y se convierte en antítesis de la tesis oficialista gubernamental, entonces le corresponde al ciudadano adjudicar la síntesis que mejor aproxime la verdad de los hechos.

Cuando un periodista, ya sea por deficiencia académica o por orientación tendenciosa, suprima información vital para el análisis de un problema, es un deber ciudadano objetar y exigir que se difunda la información correctamente contextualizada.

Publicar que no hay evidencia de brotes descontrolados no vende; sembrar la duda de que puedan existir, eso sí vende. Tanto la tesis oficialista gubernamental como la antítesis de la prensa comercial compiten para vender su producto.

En esa competición, la opinión pública queda huérfana de un árbitro imparcial para procure la síntesis que mejor aproxime la verdad de los hechos. Por eso es necesario que el lector inteligente y bien informado fiscalice a la prensa cuando informa y cuando desinforma.


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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La falacia

Se incorpora a la tertulia con don Epifanio Roca y don Paco Bueno mi añorado amigo don Eugenio Paz quien, desde Caguas, el corazón de Puerto Rico, me pregunta:

“Doctor, lo admiro por su valiente defensa de la verdad, por su integridad y por su servicio altruista.  Después de escucharle y leer sus validos argumentos, entiendo mejor sus motivos y las motivaciones de sus poderosos adversarios. Sin embargo, me queda una duda: ¿no estaba correcto el periodista al señalar que usted había suspendido las pruebas COVID-19 en los hogares de ancianos cuando todavía había contagios en esos lugares?”

Don Geño, le estoy muy agradecido por brindarme la oportunidad de esta aclaración. Con ella cierro este capítulo, pues las otras preguntas relevantes a este controversial asunto han sido respondidas a cabalidad [ver sección de preguntas y respuestas en La Renuncia].

Una falacia es una falsedad que se disfraza de verdad. Por ejemplo, decir que el ganado de su finca está enfermo porque una de sus vacas se está muriendo. Es posible que sea cierto el hecho de que se le esté muriendo una vaca. La falsedad consiste en insinuar que las vacas en su finca están enfermas porque se le muere una vaca. 

Mire, don Geño, en Puerto Rico hay más de mil instituciones de cuidado prolongado. Para propósitos de nuestra conversación, tomemos como cierto que en una que otra institución existieran contagios entonces. Sin embargo, la verdad es que en la inmensa mayoría de las instituciones no había contagios, ni los hubo desde entonces. 

Si el periodista hubiera analizado bien el asunto hubiera encontrado que su evidencia no era representativa. Además, se eliminaron las pruebas solamente en lugares donde existía una alta cobertura de vacunación y los residentes no tenían síntomas del COVID-19. Las pruebas diagnósticas en residentes con síntomas del COVID-19 nunca fueron eliminadas. 

Pero hay mucha más falsedad en ese reportaje tendencioso. ¿Se imagina usted que su médico le examine la próstata mensualmente estando usted saludable? Similarmente, cuando es baja la transmisión comunitaria del COVID-19, no se recomienda hacer pruebas en personas vacunadas sin síntomas ni exposición a personas contagiadas. Los falsos positivos se convierten en un problema mayor que los contagios. Pero eso solo lo sabe determinar un especialista epidemiólogo. 

Dice indignado don Epifanio: “Ay, doctor, ese periodista fue muy irresponsable. Desencadenó una serie de eventos que resultó en que le aceptaran una renuncia que usted nunca sometió.”  

La verdad de los hechos es que yo nunca he renunciado, que en la carta del 26 de julio condicionando mi permanencia en el Departamento de Salud, publicada justo antes de la conferencia de prensa de La Fortaleza el 11 de agosto, se revelaron ciertas “indiscreciones” sobre la verdadera agenda mediática del Departamento de Salud y que fueron esas verdades –que nadie ha refutado– las que causaron mi despido disfrazado de “renuncia constructiva”, en violación de las leyes que protegen a los denunciantes (whistleblowers) de encubrimientos gubernamentales. Se ha querido encubrir la verdad de una agenda mediática que suprime la difusión de información epidemiológica que pueda afectar la imagen política de la administración de turno. 

Luego de un cambio de impresiones entre todos, concluye la tertulia don Paco Bueno con una reflexión que capta el sentir grupal: “El Departamento de Salud de Puerto Rico ha perdido los servicios de un excelente médico epidemiólogo, acreditado y capacitado por su experiencia, para dirigir los servicios de epidemiología. Ese periodista debe disculparse por desinformar y debe reparar el daño causado rectificando su error, Pero así no funcionan las cosas en este mundo. La verdad no vende; la controversia si.” 

Queridos amigos tertulianos, quedo en paz con mi conciencia, a la luz de la verdad. Que todo el ganado de sus fincas siga saludable. Y, por favor, procuren la tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19 tan pronto sea indicado. Hasta la próxima tertulia. 


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

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conspiracion cosaca


Alerta de conspiración para cerrar las escuelas

Se alerta a la ciudadania de una posible conspiración, que incluye a periodistas, académicos y contratistas, estos últimos cesanteados por el Departamento de Salud (del Archipiélago) de Puerto Rico (DSPR), para desinformar respecto a la transmisión en las escuelas del SARS-CoV-2, el virus causante de la pandemia COVID-19.

La teoría de conspiración se construye así:

  • socavar la confianza de la ciudadania en las estadísticas del DSPR,
  • difundir estadísticas alternativas «crudas» (sin análisis epidemiológico) que sugieran la posibilidad de «brotes» en la escuelas, y
  • ofrecer sus servicios profesionales (remunerados, preferiblemente) como expertos de datos, ungidos por la prensa.

Como en toda teoría de conspiración, quienes la proponen no tiene que probar nada; sólo necesitan sembrar la duda —camuflageándose como transparencia— difundida por supuestos paladines de la democratización de las estadísticas «para el pueblo».

Muy alertas al uso de la palabra incendiaria «brote». Con ese cóctel molotov algunos cosasos intentan intimidar a la ciudadanía para sabotear el proyecto de la reapertura presencial de las escuelas.

Procuremos el COnocimiento, la SAbiduría y el COmpromiso Social de acreditados y experimentados epidemiólogos antes de sucumbir ante el terror de la desinformación.

Que la LUZ de la VERDAD disipe toda ansiedad y temor.



El virus de la desinformación


Understanding Risk

What risk do students and teachers face?

Reopening schools safely means protecting everyone in the school, not just students. COVID affects younger individuals differently than adults. Here is what we know about the risk these groups face:

Evidence suggests that students are not at increased risk of COVID from school reopenings.

As we come to better understand how COVID spreads, we see that both susceptibility and infectivity increase with a person’s age. A CDC report on COVID infections in U.S. children found that between March 2020 and September 2020, children ages 12 to 17 were diagnosed with COVID twice as often as children ages 5 to 11. The infection rates for both groups is significantly lower than that of adults. 

The National COVID-19 School Response Dashboard collected extensive data on American students who returned to classrooms from September 2020 through November 2020. Over that time period, 1.2 percent of in-person students had an assumed or confirmed positive case of COVID, compared to 1.5 percent in the general community in the same areas. This suggests that in-person learning does not increase students’ risk of COVID transmission compared to the community overall. 

Teachers and other school staff likely face no greater risk by returning to in-person instruction than other relatively low-risk front-line workers such as grocery or retail workers, but rigorous infection control measures are essential to ensure their safety. 

Based on extensive data collected in the U.S., the National COVID-19 School Response Dashboard found that, from August through November, school staff have a cumulative infection rate of 1.9 percent compared to 1.5 percent for the community in which the school is located. This gap is concerning, but we should also consider that the 1.9 percent figure includes suspected and confirmed cases, while the 1.5 percent figure includes only confirmed cases. The numbers may also be impacted by more COVID testing among teachers than within the community overall, as well as a lack of robust infection control in many schools. 

Moreover, according to workplace-sector data collected in the U.K., COVID risk for school staff is comparable to other low-risk front-line workers, and it is well below the risk faced by healthcare workers. While public health authorities in the U.S. do not currently collect this kind of workplace-sector data, it would be beneficial to do so. The risk that teachers and other school staff face can and should be mitigated through rigorous infection control strategies.

https://covidactnow.org/covid-explained/school-guidance


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico

COVID-19 PR

La renuncia

No, yo no he renunciado. Quien diga lo contrario le falta a la verdad.

El pasado 26 de julio le recordé al Dr. Mellado nuestro acuerdo, una condición esencial para mi permanencia al donar mis servicios, como médico epidemiólogo acreditado, laborando en el Departamento de Salud de Puerto Rico (DSPR).  Ese acuerdo se sostiene en un principio que capturan dos sencillas palabras: autonomía científica.

El miércoles 11 de agosto escuché en vivo que el Sr. Gobernador y el Sr. Secretario, en conferencia de prensa desde la Fortaleza, aceptaban mi «renuncia» al yo hacer pública esa comunicación previa. Al no haber recibido respuesta a esa carta, inferí entonces que el acuerdo había sido «revocado». En esa carta yo denunciaba la violación de mi autonomía científica por parte de la encargada de las relaciones públicas del DSPR, la Sra. Lisdián Acevedo.

Siempre he confiado en la palabra del Dr. Mellado. No pienso que el Dr. Mellado revocara nuestro acuerdo. Siempre tuve plena libertad de expresión en las conferencias de prensa que compartimos. Sin embargo, el Dr. Mellado responde a un poder superior que nunca avaló ese acuerdo y que tenía como gestora, insertada desde la Fortaleza, a la Sra. Acevedo.

Yo también respondo a un Poder superior. Cuando ese Poder espiritual entra en conflicto con el poder material, las consecuencias son predecibles, poniendo a prueba mi «voluntad al bien». Solo ese alineamiento con la Voluntad superior puede vencer al miedo de las inevitables represalias.

El poder material tiene varias expresiones, entre la cuales se encuentran el poder político y el poder de la prensa, usualmente en conflicto. Desafiar simultáneamente a esos poderes materiales puede parecer desacertado. Sin embargo, como en el ajedrez, existe una lógica táctica para aceptar esa trampa (gambito).

Los poderes materiales en conflicto suelen unirse para atacar a un adversario común. Para algunos integrantes de la prensa, obcecados en su exclusiva unción de «expertos», yo represento a un adversario que, con la autoridad de credenciales y experiencia, contradice sus falacias epidemiológicas. Para el poder político, yo amenazo su falsa premisa de que se protege a la administración de turno engañando a la opinión pública mediante relacionistas públicos adeptos en encubrir la verdad de los hechos.

Puedo mencionar un suceso en concreto. La Sra. Lisdián Acevedo, relacionista público del Departamento de Salud, intentó suprimir la publicación del letal brote entre no vacunados en una iglesia evangélica de Mayaguez a finales de junio. Calculaba ella que tal publicación causaría conflicto con la intención del Sr. Gobernador de anunciar que, para fines de esa semana, dejaría caducar la orden ejecutiva, vigente entonces, flexibilizando así las medidas de mitigación contra COVID-19 en Puerto Rico. Yo entendía que era una oportunidad mediática única para alertar al público sobre el riesgo de no vacunarse y sobre las campañas de desinformación sobre vacunación difundidas por una importante minoría de las iglesias que obstaculizaban nuestros esfuerzos por lograr una mayor cobertura de vacunación en la isla. Ante su censura, envié la información directamente a la prensa y resultó como yo esperaba. Se abrió el tema a discusión pública y se unieron las iglesias a favor de la vacunación. Eventualmente, acompañé al Sr. Gobernador en la conferencia de prensa desde la Fortaleza esa semana para apoyar su decisión de flexibilizar las medidas de mitigación, dado que los indicadores epidemiológicos así lo justificaban. Siempre estaré al lado de la ciencia, por lealtad profesional, nunca política.

-Dr. José Becerra

La expresión inferior de esos poderes desinforman: unos coercen y otros engañan. Ambos renuncian al servicio del bien común para perseguir un objetivo común: el interés propio de su propia supervivencia. Esa es la verdadera «renuncia».  

Desde que envié mi comunicación del 26 de julio al Dr. Mellado, la Sra. Acevedo se dedicó a sabotear mi labor en el DSPR: aliándose con las agendas mediáticas de ciertos periodistas; interrumpiendo mis labores, recabando información irrelevante con el pretexto de la transparencia; rehusando asumir su responsabilidad para educar a la opinión pública sobre conceptos básicos de epidemiologia, tal como, ¿qué es un brote?; redactando partes de prensa desfavorables a mi gestión, hasta culminar en los tweets que revelaron por fin su agenda oculta: indisponerme con el Dr. Mellado.

No objeto que el Dr. Mellado se distanciase de mi controversial estilo de expresión, adoptado en las circunstancias particulares del ataque de un acosador mediático a mi integridad profesional. Cada uno tiene derecho a su estilo de defensa. Lo que objeto es que no se declarase en esos tweets de la Oficina del Secretario que el Dr. Mellado no repudiaba la sustancia de mis argumentos, ni se declarase su propio repudio —que me consta personalmente— a quienes socavan la credibilidad de las estadísticas del DSPR y de sus funcionarios. Esa fue la trampa de Lisdián, que le estalló en sus propias manos al desinformar al Sr. Gobernador sobre la fecha de mi carta de «renuncia».    

Se trató de una trampa mediática que yo, como ajedrecista, decidí aceptar para lograr un propósito ulterior en beneficio de un bien común: la defensa de la autonomía científica de la Oficina del Principal Oficial de Epidemiología en el DSPR.  

El enfoque racional de la metodología epidemiológica consiste en la identificación de un problema, la intervención científica para mitigarlo, la evaluación de la eficacia y la efectividad de la intervención, y la redefinición del problema luego de la intervención. Ese ciclo se repite hasta contener, mitigar y eliminar el problema. La única intervención legítima de una administración gubernamental en ese proceso es la formulación de política pública basada en la evidencia científica, nunca en agendas oportunistas de conveniencia político-partidista.

La epidemiologia es una ciencia, la ciencia medular de la salud pública. Toda ciencia está basada en evidencia y ese enfoque racional es incompatible con agendas partidistas. Así como un meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología merece la confianza de la comunidad a quien sirve y el respeto de la prensa que informa, un epidemiólogo acreditado merece la misma autonomía y el mismo trato y deferencia.

El reclamo de autonomía científica es inherente y consubstancial a la práctica de la epidemiología, columna vertebral de todo Departamento de Salud Pública. Por tanto, quien quiera fomentar el respeto y la confianza por parte de la ciudadanía en el Departamento de Salud Pública debe respetar la autonomía de la ciencia epidemiológica.

La Oficina del Principal Oficial de Epidemiología debe ser dotada con los recursos humanos y fiscales necesarios para su operación, independiente de cualquier agenda mediática para proteger la imagen política de la administración de turno. Quien asuma esa función debe hacer valer esa autonomía científica y asegurarse el compromiso de un canal independiente de comunicación de un Servicio de Inteligencia Epidemiológica con la ciudadanía, así como lo hace un meteorólogo del Servicio de Meteorología.

No, yo no he renunciado, ni nunca renunciaré al servicio altruista. Jamás he sido peón de ninguna administración política ni de ninguna comisaria política de barrio, y nunca lo seré. No se puede renunciar a lo que nunca se ha consentido. Solo consiento a ser instrumento de un Poder superior para tomar decisiones sabias que se aproximen, cada vez más, a mis principios éticos.

El tiempo determinará si el gambito de un desafiante Quijote ha logrado derrotar a los adversarios de la autonomía científica, restaurando la credibilidad que una vez el Dr. Guillermo Arbona confirió al DSPR.  Entonces, habremos servido todos al bien común.   



[2021.08.16@09:45]

P: ¿Por qué ha utilizado expresiones tan duras como «inescrupuloso” para referirse a la prensa?

R: Primero, una lectura cuidadosa de mis expresiones revela que me he referido a un periodista en particular y no a la prensa entera.

Segundo, como todo profesional, un periodista ejerce un poder, el poder de la prensa. Esa responsabilidad ha de ejercerse de manera sabia y prudente. El acoso hacia otro profesional mediante el poder de la prensa, creando una falsa imagen de incompetencia profesional promovida por la agenda mediática de terceros, es un uso inescrupuloso de ese poder. La defensa del infractor por su gremio es tan lamentable respuesta de rebaño como la defensa de la impericia profesional de un médico por su gremio.

Tercero, en la prensa existen cómplices de esa agenda mediática. Los servidores públicos de carrera deben ser protegidos del fuego cruzado entre la prensa y el gobierno en su gestión político-partidista. Menoscabar la gestión de servidores públicos de carrera, por identificarlos con alguna administración de turno, no es un uso responsable, sabio y prudente del poder de la prensa y de su legítima función fiscalizadora. Cuando la prensa rebasa el límite del pensamiento crítico y se ocupa de atacar personalidades, el poder de la prensa se corrompe. #

[2021.08.16@11:00]

P: ¿Justifica el uso de la frase «terrorismo mediático»?

R: Otra vez, una lectura cuidadosa de mis expresiones revela que no me refiero a la prensa con esa frase. Me he referido a terceros que intimidan por su dominio e influencia en las redes sociales para callar a quienes discrepen de su agenda mediática. Me constan innumerables instancias de personas que no se atreven a expresar públicamente sus objeciones a esos terceros por miedo a ser atacados personalmente en las redes sociales. A eso me refiero por «terrorismo mediático». #


[2021.08.16@12:30]

P: ¿Puede aclarar su referencia al «fraude»?

R: Quien se presenta a los medios como experto en epidemiología, sin serlo, comete fraude. El medio que lo unge, se hace cómplice.

Quien permite que le llamen doctor o doctora (MD, PhD, DrPH), sin serlo ni rectificarlo, comete fraude.

Para una definición explícita de los diferentes niveles de acreditación y experiencia para epidemiológos, favor consultar:


José Becerra, MD, MPH, FACPM
Atlanta, GA and San Juan, Puerto Rico

Retired Centers for Disease Control Medical Epidemiologist

Adjunct Associate Professor of Epidemiology and Biostatistics
Graduate School of Public Health, Medical Sciences Campus
University of Puerto Rico